miércoles, noviembre 29, 2006

Del periódico..

Mi Escritor Favorito


He seguido con curiosidad un concurso de la tele, llamado "Supermodelo 2006", en el que varias chicas muy jóvenes se disputaban un trono fantástico cambiándose de ropa cada poco. El programa tenía algo de documental de la naturaleza, aunque le faltaba la voz narradora que explicara los comportamientos de las personas que participaban en él. Admiro la vida de las modelos y la capacidad de dibujar sobre la pasarela todo un alfabeto misterioso. Muchas veces imagino que escriben frases que no sabemos interpretar. Una vez fui a la "Semana de la Moda", en París, y escribí un reportaje que figura entre mis preferidos. Aprendí mucho hablando con aquellas mujeres delgadas.


Quizá por eso lo que más me sorprendió del concurso citado más arriba era la absoluta falta de cultura de sus participantes. Exhibían un vocabulario y unas construcciones sintácticas que desde mi punto de visa deberían estar reñidos con ese mundo de celofán y gasas. Daba la impresión de que los responsables del concurso habían elegido a las chicas más ignorantes y con peores maneras. Su nivel, se mirara por donde se mirara, resultaba deplorable. Por lo que a mí respecta, una modelo ignorante es como un tenista sin brazos. Quizá la fascinación del programa residía en que era un desfile permanente de tenistas sin brazos, pianistas sin dedos, de filósofos sin cabeza. Visto así, el espectáculo tenía algo de barraca de feria. No concursaban personas, sino monstruos.


Ayer leí una entrevista con María José Gallego, la ganadora. En un momento dado, la "Supermodelo 2006", aseguraba: "Ahora me falta algo de cultura, seguir las noticias, saber quién es mi escritor favorito..." Quiere decirse que ha empezado la casa por el tejado. En todo caso se refería a la cultura como a una prótesis con la que dar el pego. Necesito saber quien es mi escritor favorito. La frase no tiene desperdicio. Quizás a estas alturas le hayan dicho ya quién es su escritor favorito y su metal pesado favorito y su cocinero favorito. En otras palabras, la cultura como barniz. Jamás creí que se pudiera desfilar sin saber quién era el escritor favorito de una, pero parece que sí.


Juan José Millás.

sábado, noviembre 25, 2006

Viernes 0.48

Hay algo que me fascina enormemente. Los años van pasando y todo cambia, todo evoluciona. Miramos hacia atrás y nos parece que vivimos muchísimo mejor, que todo ha cambiado, que nuestra forma de vida es completamente diferente a la de la gente que vivía en otras épocas de la historia. Y sin embargo, el tiempo no hace más que repetir los patrones, en unos contextos u otros, pero siempre lo mismo.

Realmente lo que más me interesa son los sentimientos, cuando nos pasa algo, siempre nos sentimos desgraciados, y aunque sepamos que no es así, tendemos a pensar que somos, de hecho, los más desgraciados del mundo. Que nuestros sentimientos son únicos. Que nuestros problemas son los más graves. Y sí, no es mentira, para nosotros no hay nada más importante, y como no se pueden pesar ni medir, nunca nadie nos podrá sacar de esa posición.

Pero todos vivimos lo mismo, todos compartimos sentimientos similares, da igual el lugar y no importa el tiempo. En unas épocas la gente tiende a ser más idealista, en la siguiente más realista, siempre habrá un puñado que estará en contra de lo que diga la mayoría, de lo que marque la visión del mundo de esa época. Hombres y mujeres llorarán por ser despreciados por aquellos a quienes aman, por decepciones de amistades, por muertes de seres queridos.

Para explicarme mejor me ayudaré de un ejemplo:

"Los niños de hoy en día son unos tiranos.
Contradicen a sus padres, engullen la comida
y tiranizan a sus maestros."



Esta cita podría haberla dicho ayer por la mañana mi madre, por nombrar a alguien en concreto. Seguro que no os resultaría extraño que os dijese que es de alguien de este siglo, incluso de estos días. No. Resulta que la frase en sí es de Sócrates, del año 425 antes de Cristo.

Quizá os parezca una tontería, ¡qué se yo! A mí me resulta curioso.

Por otra parte, es como si saber que siempre se ha vivido igual que yo vivo ahora (hablo exclusivamente del ámbito de lo personal, ni tecnologías ni avances científicos, ni cosas materiales), hace que me de cuenta de lo poco que valgo.

No es algo que me angustie, ni me preocupa especialmente, es así y punto. Pero si que me paro a pensar en que para mí puede ser horrible que mañana me rompan el corazón, y sin embargo, dentro de unos años nadie se acordará de mí. Dentro de unos años una persona estará sintiendo lo mismo que he sentido yo, lo que ha sentido mi vecina, lo que sintió Fulanita de tal en el año 1340, y Menganito en el 500 a. C. y así miles de personas, que a lo largo de la historia han sentido en su interior lo mismo que yo sentiré mañana. Lo mismo que otros miles de personas están sintiendo ahora mismo, en diferentes lugares del mundo.

Por eso, ¿cuánto vale lo que sentimos? Y al ser ésta una pregunta sin respuesta, la plantearé de otro modo ¿cuánto valor hemos de darle a aquello que sentimos?...¿por qué, aun habiendo miles de testimonios de otras personas que han pasado por lo mismo que nosotros, no nos vale con eso? ¿por qué tenemos que esperar a vivir las cosas, y a pasarlo mal posteriormente, para aprender?


Podría seguir haciéndome muchas preguntas de este tipo, tengo miles. Pero, se que aunque encuentre una respuesta, que lo dudo. Jamás dejaré de sentir, y jamás le quitaré el valor que para mí tiene mi vida, por mucho que me plantee estas cuestiones.


Vale, se que esta entrada es una paja mental, le doy un pin a aquél que entienda algo de lo que he dicho...

Finalizo con un fragmento archiconocido de "La vida es sueño" de Calderón de la Barca. Típico, pero buena literatura al fin y al cabo, y me viene como anillo al dedo, además de gustarme muchísimo.


Sueña el rey que es rey,y vive


con este engaño mandando,


disponiendo y gobernando;


y este aplauso, que recibe


prestado, en el viento escribe,


y en cenizas le convierte


la muerte, ¡desdicha fuerte!


¿Que hay quien intente reinar,


viendo que ha de despertar


en el sueño de la muerte?


Sueña el rico en su riqueza,


que más cuidados le ofrece;


sueña el pobre que padece


su miseria y su pobreza;


sueña el que a medrar empieza,


sueña el que afana y pretende,


sueña el que agravia y ofende,


y en el mundo, en conclusión,


todos sueñan lo que son,


aunque ninguno lo entiende.


Yo sueño que estoy aquí


destas prisiones cargado,


y soñé que en otro estado


más lisonjero me vi.


¿Qué es la vida? Un frenesí.


¿Qué es la vida? Una ilusión,


una sombra, una ficción,


y el mayor bien es pequeño:


que toda la vida es sueño,


y los sueños, sueños son.







jueves, noviembre 23, 2006

Canteca De Macao

Aunque Asaltemos Los Cielos
Tenemos Los Pies En El Suelo,
Con Ganas De Andar, Caminar...
¡En Busca Constante De La Libertad!

miércoles, noviembre 15, 2006

Carta A Alguien Que No Lo Leerá


No creo que haya actuado mal, no creo que te mintiese.
Yo sentía todo aquello, lo sentía. Pero hay cosas, demasiadas, que me han hecho cambiar, lo siento. Quizás merecieses una explicación, pero nunca la pedirás.
Lo se.
No podré olvidar nunca lo que viví contigo, y si ahora volvieses, probablemente te perdonaría, aun no queriendo. Pero no vas a volver. Lo se aunque no hayamos hablado porque te conozco.
Y también se que crees que yo soy la culpable, que yo me distancié. Si supieses lo que me duele echarte de menos, si tuvieses al menos una mínima idea... Quiero creer que a ti también te duele, pero tampoco quiero engañarme a mí misma, así que no estoy segura de qué pensar.

Puede ser que algún día te mande esto, o a lo mejor te da por leer mi blog, aunque dudo mucho tanto una cosa como la otra. Pero aun así, por si acaso, en el momento en que lo leas sabrás que es por ti. Espero que entonces entiendas que separarme de ti fue una de las decisiones más duras que he tomado, pero tenía y sigo teniendo mis motivos.
Ya no eres la persona que conocí.
Tardé en darme cuenta pero es así.
La carta que escribí iba dirigida a alguien que desapareció, ese fue el golpe más duro.
Saber que la persona a la que quieres, a la que adoras, ya no es quien tu pensabas que era, y echar de menos a alguien que ya no existe es mucho peor de lo que imaginas.

Porque cuando se trata de un enfado, puede durar días, meses, años...pero sabes que tienes la posibilidad de volver a estar al lado de esa persona.
Yo no estoy enfadada, ese es el problema.

martes, noviembre 14, 2006

Recuerdo

Una parte de la tumba de Oscar Wilde.
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Recuerdo
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ParaíSo
Del que
No poDemoS
Ser
ExPulsados
..

viernes, noviembre 10, 2006

Gente buena, gente mala...





"-¿No te da vergüenza ser el invitado de un hombre que traicionó a su
país?



- No creo que traicionara usted a la raza humana.Dimos unos pasos hacia las
ventanas de su dormitorio.



- La raza humana no importa. Lo que no hay que
traicionar es el propio yo.



- Supongo que podría afirmarse que Hitler no traicionó a su propio yo.



Conchis se volvió.- Tienes razón. No lo hizo. Pero sí hubo millones de alemanes que lo hicieron. Esa fue la tragedia. Lo grave no fue que hubiera un hombre con el valor suficiente para ser malvado, sino que hubiera millones de personas sin el valor suficiente para ser buenos."



John Fowles. El Mago.



"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."



Mahatma Gandhi.







¿Quién es peor persona: el que hace algo malo o, por el contrario, aquél que, indiferente, no hace nada por evitarlo? Díficil pregunta, y demasiadas respuestas. Pero desde luego, para mí, ambos. Aunque luego no predique con el ejemplo, aunque me deje llevar por el miedo y no sea capaz de alzar la voz ante las injusticias, soy consciente de que actúo tan mal como la persona que comete el acto en sí. Y me duele.








martes, noviembre 07, 2006

Pensando...




Llevo ya varios días con el mismo tema en la cabeza, y ahora, al leer de nuevo la entrada anterior, la que encabezo con la canción "Imagine" de John Lennon, me he puesto a pensar más acerca de ello.

Como ya dije, soy una persona muy contradictoria, demasiado idealista en algunos aspectos, dejándome llevar por las emociones, por lo que siento, por ideas muy perfectas, ideales del amor, de la amistad, de la felicidad, de lo que se puede llegar a conseguir...

Sin embargo, yo tengo mi parte racional también, la que me dice: Silvia, eso, hoy por hoy, no puede ser, la que me obliga a pensar, a darme cuenta de que realmente, no todo es posible. A pesar de eso, "mi otro yo" me obliga a luchar por aquello en lo que creo, siempre, por muy difícil que sea. Digamos que una parte compensa a la otra. Mi contradicción interior, por tanto, no es tanto una contradicción sino una compensación entre extremos intentando adoptar la postura más intermedia.

Ni negro
del todo,
ni del todo blanco,
Entre los extremos
s
iempre hay más
espacio.


Fito &
Fitipaldis




Pero, hay algo que me da muchísimo miedo.
El tiempo. Crecer.
Hacerme mayor y perder esa parte idealista.

El desengaño.

Sobre todo, lo que más miedo me da, es olvidar todo aquello en lo que creo ahora mismo. Y me parece muy difícil que ocurra, pero ¿acaso no le pasa a la mayoría de la gente? Yo creo que sí, aunque muchos se empeñen en negarlo, y no quiero. No quiero perder mi visión idealista del amor, de la libertad, de la amistad... de todo aquello que realmente importa.