martes, julio 03, 2007

Félix de Azúa

“Esta característica de singularidad hace que toda investigación amorosa le
parezca a uno MUY PERSONAL, irrepetible y llena de originalidades (que, vistas
desde fuera, son aplastantemente vulgares) y sorpresas (sólo para quien las
sufre, pues los demás las ven venir de lejos); en definitiva, toda investigación
amorosa puede contarse como si fuera ÚNICA cuando en realidad es de una
ordinariez que hace girar la cara. Así por ejemplo, la dialéctica de los celos
(...) produce siempre una sensación de novedad mundial, por mucho que nada haya
variado en ella desde las cuevas de Altamira. Así también, las rupturas
dramáticas (...) parecen aportar siempre nuevos datos a lo que de puro y simple
no admite ni el añadido de un acento circunflejo.”

Historia de un idiota contada por él mismo.
Félix de Azúa.





Cuando la importancia desde fuera es nula por ser un hecho común en la vida de todas y cada una de las personas podemos decidir la importancia de lo que sentimos a nuestro antojo. La dificultad, y lo admirable, radica en saber dónde está el límite, siempre con la conciencia de que los sentimientos son algo que nunca se puede, dicho coloquialmente, echar en cara.

-He vuelto-

3 comentarios:

Robert dijo...

Ya era hora!!!! la de veces que he leído... Blas de Otero Lo eterno... :P

Un beso!

Anónimo dijo...

jajaja en estos casos es cuando más se agradece el lector de blogs que te avisa cuando un blog actualiza. re-bienvenida!

pcbcarp dijo...

Nos alegramosss de tu vuelta. Lo malo de todo lo relacionado con el amor es que, como es una cosa química de las sustancias esas que segregamos para perpetuar la especie, no hay quien las controle y acabas haciendo el panoli aunque te hayas jurado no volver a hacerlo.